viernes, 5 de septiembre de 2014

“El madurismo necesita un exorcismo que lo sacuda”

Vocero de la plataforma de contraloría social, Operación Mosca, indicó que el Congreso Ciudadano es la herramienta más idónea para que los venezolanos se expresen. Criticó la detención del dirigente estudiantil Lorent Saleh en Colombia

Operación Mosca-. El coordinador en el municipio Sotillo del equipo de contraloría social denominado Operación Mosca, José Dionisio Solórzano, aseveró que los portocruzanos rechazan la pretensión del Gobierno nacional de implementar un nuevo culto religioso a través del llamado “Chávez nuestro” e indicó que “el madurismo necesita un exorcismo que lo sacuda”.

El dirigente precisó que el madurismo busca construir una nueva religión del Estado donde el ex presidente Chávez sea el centro de la fe reemplazando la figura de Jesucristo.

“Hoy cuando se está hablando de sacudones que no mueven nada, ni a nadie, tenemos que asegurar que un exorcismo es lo que pudiera sacudir a un Gobierno que está enfrentado a Dios, al pueblo, y a la verdad”, sostuvo.

Solórzano agregó que luego de una serie de tracking de opinión en varios sectores de Puerto La Cruz se determinó que cerca del 89% de los consultados se sienten “ofendidos en su fe” ante la aparición del “Chávez Nuestro”.

Aseveró que el 96% de los católicos consultados y el 93% de los protestantes, integrantes de las iglesias pentecostés, libres y confederados, rechazaron la idea de una oración hacia el expresidente de la república y la calificaron como “una herejía del Gobierno”.

El representante de Operación Mosca señaló que entre los católicos existe un apoyo superior al 97% hacia el clero en su repudio a la “profanación de la oración nacida de la propia boca de Jesús, el Salvador”.

El analista y activista portocruzano añadió que el madurismo cada día más muestra su “verdadero rostro anticristiano” al hacer silencio ante la masacre de cristianos en el Medio Oriente a la vez que defiende a capa y espada a los palestinos, y al profanar símbolos como ya lo ha hecho con el rosario con la cara de Chávez y ahora con la versión “blasfema” del Padre Nuestro.

Congreso Ciudadano

José Dionisio Solórzano dio a conocer que los estudios de opinión que se han efectuado en Sotillo el llamado Congreso Ciudadano está empezando a “tomar vuelo” entre la población.

“El 69% de la clase media portocruzana está dispuesta a organizarse en asambleas para el Congreso Ciudadano, y un 61% de los sectores populares igualmente desean expresar sus problemáticas en plataformas horizontales de discusión como el congreso”, detalló.

Los análisis han arrojado -precisó- que un 59% de los consultados creen que el Congreso Ciudadano será el inicio de una nueva forma de oposición en Venezuela más decidida, popular, plural y activa para enfrentarse al madurismo.

Ante los resultados acotó que el Congreso Ciudadano es la herramienta más idónea para que los venezolanos participen democráticamente en la reconstrucción nacional.

Solórzano también expresó su solidaridad con el joven dirigente estudiantil y defensor de los Derechos Humanos, Lorent Saleh, quien fue detenido, secuestrado y expulsado de Colombia por los cuerpos de seguridad de gobierno de Juan Manuel Santos.

“Le recordamos al presidente Santos que Venezuela por años ha albergado a millones de colombianos desplazados por la guerra interna de aquel país; desde aquí la zona de expansión del municipio Sotillo le exigimos que reflexione y deje de atentar contra los venezolanos que defendemos la libertad y se ocupe de la FARC y el ELN que siguen destruyendo la paz entre los colombianos”, arguyó.


martes, 29 de abril de 2014

Álvaro del Portillo, un camino de santidad

Heredero de las enseñanzas de san Josemaría Escrivá de Balaguer, a quien acompañó en su visita pastoral a Venezuela en 1974 y 1975

José Ignacio Ureta cumplirá en julio 11 años. Vive en Santiago de Chile con la normalidad de cualquier niño de su edad. Ama el fútbol, el baile, el canto, incluso compone sus canciones. Su vida siempre estará marcada por un milagro: haber sobrevivido a un problema abdominal y a una cardiopatía congénita que estuvo a punto de acabar con su vida, a los pocos días de haber nacido.
El 10 de julio de 2003, cuando nació, sus padres sabían que tenía posibilidades de fallecer. Una operación para corregir el problema en su estómago devino en complicaciones que iban minando minuto a minuto el envío de oxígeno de su corazón al cerebro, por lo que este último estaba perdiendo funciones.
Durante una tertulia en 1983
Los médicos actuaron con prontitud, aplicaron el protocolo al pie de la letra. Sobrevino un paro cardíaco. Los profesionales de la salud hacían lo que debían pero el bebé se apagaba…
Años después, uno de los pediatras que atendió a José Ignacio, el doctor Rodríguez, rememoraba aquellos días “Lo estábamos reanimando y, de repente, comenzó a recuperar los latidos, se fue estabilizando y normalizando sus valores. Soy una persona que tiene una relación inestable con la fe; tengo una puerta abierta permanente, tal vez esta es una mayor apertura de esa puerta”, dijo José Ignacio Rodríguez, uno de los pediatras que atendió el caso de José Ignacio.
Sus palabras, cargadas de emoción, revelan que lo ocurrido con el bebé fue un milagro de alguien a quien sus familiares recurrieron con sus oraciones desde un primer momento, don Álvaro del Portillo (1914-1994), primer sucesor de san Josemaría, de quien este año el Opus Dei celebra el centenario de su nacimiento y que, gracias a este milagro, será beatificado el 27 de septiembre en Madrid, su ciudad natal.
“Yo había tenido antes una operación y él [Don Álvaro] siempre había estado cercano; sabía que nos iba a dar una señal. Ahora me pregunto por qué fuimos privilegiados”, señaló Susana Holzapfel, abuela del niño.

Fama de santidad
Saludando a San Juan Pablo II
 El recorrido de Álvaro del Portillo hacia la santidad comenzó a los 21 años de edad cuando en 1935 se incorpora en la naciente institución de la Iglesia Católica denominada Opus Dei (Obra de Dios en latín). Del Portillo se ordenó sacerdote el 25 de junio de 1944, responsabilidad a la que se entregó en cuerpo y alma hasta el final de su vida.
La fama de santidad que tenía entre quienes lo trataron pasó a ser un clamor popular a partir del momento de su muerte, el 23 de marzo de 1994:  “Nos han llegado 12000 relaciones firmadas de favores obtenidos por su intercesión, muchas veces de países en los que el Opus Dei ni siquiera está presente. Las estampas para la devoción privada que se han impreso en todo el mundo suman diez millones. Sin duda se puede decir que Mons. del Portillo es un don de la Iglesia y para la Iglesia”, había expresado monseñor Flavio Capucci, quien fuera postulador de la causa de Don Álvaro ante el Vaticano.
Álvaro del Portillo
“Trabajó sin descanso durante toda su vida: primero como ingeniero, luego como sacerdote y en los últimos años como obispo –sigue diciendo Capucci–, dando siempre un alto sentido a su labor, con la que perseguía la gloria de Dios y el bien del prójimo”.  El testimonio de su vida ejemplar nos llega precisamente de personas que lo conocieron y trataron por razones de trabajo. El cardenal Camillo Ruini dijo: “Siempre daba la impresión de ser un hombre profundamente espiritual, un auténtico hombre de Dios”. “Yo vi a un hombre sencillo, amable, piadoso, de esas personas que uno siempre está a gusto, no se cansa de hablar con él, era un maestro, un maestro de muchas cosas”, expresó Carlos Amigo, cardenal emérito de Sevilla.
Mons. Pedro Rodríguez, profesor de Teología de la Universidad de Navarra, recuerda que en su trabajo Álvaro del Portillo buscaba servir a los demás: “nunca buscó figurar ni pontificar en reuniones ni comisiones. Hablaba lo justo, con sobriedad y exactitud, estaba [en una reunión importante] porque lo buscaban, y lo buscaban porque su palabra era profundad y atinada, su trabajo eficaz; era un hombre que resolvía problemas y sacaba de muchos atolladeros; contagiaba seguridad”.
El Papa Francisco avisó el pasado mes de enero que la beatificación de Álvaro del Portillo será en Madrid, su ciudad natal, el 27 de septiembre de este mismo año. “De su figura –decía Capucci– subrayaría como característica general la virtud de la fidelidad: fue un ejemplo de fidelidad a la Iglesia, a los Papas con los que estuvo en contacto, a la vocación y al fundador del Opus Dei. La fidelidad es una virtud creativa, que exige una continua renovación interior y exterior. La fidelidad es la otra cara de la moneda de la felicidad y Álvaro del Portillo fue un hombre verdaderamente feliz”.

Debilidad por África y visita a Venezuela
En Venezuela junto con San Josemaría en 1975
A lo largo de los años en que estuvo al frente del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo promovió el comienzo de la actividad de la prelatura en 20 nuevos países.
Recientemente Mons. Javier Echevarría, actual prelado del Opus Dei y sucesor de Mons. Álvaro del Portillo en esa tarea, declaró que “Don Álvaro tenía debilidad por África y allí lanzó muchos proyectos sociales”. En efecto, durante su gobierno el Opus Dei comenzó la lab

or estable en la R.D. Congo, Costa de Marfil y Camerún, e impulsó la creación de instituciones destinadas al bien del otro en otros pasíes africanos donde ya había labor estable del Opus Dei, como el Hospital Monkole, en Kinshasa, y el hospital de la Niger Foundation en Enugu (Nigeria).
No es extraño por tanto que la obra social que será financiada con los donativos de los asistentes a la beatificación serán cuatro proyectos médicos y educativos promovidos en África por «Harambee África International» (www.harambee-africa.org/).
En 1974 y 1975 acompañó a San Josemaría en su visita pastoral a Venezuela. En esa oportunidad el Cardenal Quintero, entonces arzobispo de Caracas, le pidió a San Josemaría  que sacerdotes del Opus Dei atendieran una iglesia en Caracas. El fundador del Opus Dei falleció a los pocos meses (en junio de 1975), por eso quien impulsó la creación y puesta en funcionamiento de la Iglesia de la Tahona en Caracas, fue Mons. Del Portillo.
La beatificación de Álvaro del Portillo se anunció al mismo tiempo que la Canonización del Beato Juan Pablo II. Esa feliz coincidencia revalida la íntima amistad que hubo entre ambos. Cuando el Papa Juan Pablo II acudió a rezar ante los restos mortales del Siervo de Dios, tras orar en silencio, en lugar de rezar el responso para los difuntos, recitó en voz alta el Salve Regina, con la convicción de que ya estaba en el Cielo.
En el hogar de una familia africana
Hace pocos días se abrió la página web de la beatificación de Don Álvaro del Portillo (www.alvaro14.org) y la dedicada al futuro beato(www.alvarodelportillo.org). Se puede consultar también en www.opusdei.org


(Despiece)
Pinceladas de su vida


Álvaro del Portillo, nació en Madrid, el 11 de marzo de 1914. Fue doctor en ingeniería de caminos, en historia, y en derecho canónico.




En 1935, se incorpora al Opus Dei convirtiéndose en colaborador estrecho de San Josemaría Escrivá de Balaguer.
El 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote. En 1946 se estableció en Roma para ayudar a San Josemaría en el gobierno y en la expansión del Opus Dei. Entre 1958 y 1975 asumió varias responsabilidades en diversos organismos de la Santa Sede.
El 15 de septiembre de 1975 fue elegido sucesor de San Josemaría al frente del Opus Dei. En 1982 Juan Pablo II lo nombró el primer prelado del Opus Dei. Murió en la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa.



Grisel Guerra de Avellaneda